domingo, 27 de septiembre de 2015

Guipúzcoa, Euskal Herria

Septiembre, 2014.-

Llegada la noche estábamos arribando a Donostia en Vasco, o San Sebastian en español. Bueno propiamente llegamos a un pueblo que antecedía la ciudad llamado Lasarte-Orria, teníamos una reserva en el hotel Ibiltze, una especie de hotel de carretera o para gente que anda de negocios. Esta ciudad está en la periferia de San Sebastian, nuestro próximo destino y lo elegimos básicamente porque andábamos en auto y podíamos darnos la libertad de alojar lejos del centro de la ciudad. Dejamos nuestras maletas y aprovechamos de ir por unas tapas en un bar que estaba cerca, llamado Bar Santxo. Ya empezaba nuevamente a cambiar el idioma, pues estábamos en el país de los vascos y ellos están orgullosos de conservar su identidad. 

Nuevamente a la carretera
El objetivo de irnos a un lugar tan "alejado" de la ruta turística era ir en busca del pueblo donde salieron los antepasados de mi compañera de viaje, así que al día siguiente usamos el auto e íbamos en busca de una destilería de sidra, llamada Gurutzeta. Rodeamos la gran ciudad de Donostia, o San Sebastian si desean llamarla. Era caminos llenos de curvas que circunvalaban los Montes Vascos, una especie de cordillera de baja altura pero con muchas fracturas que le daban un aspecto muy peculiar a esta parte del recorrido. Para hacer una comparación, era como una especie de cordillera de la costa chilena, pero con un ambiente de la isla de Chiloe. La zona era muy fría y húmeda, se notaba que para este lado del país llueve mucho, por sus verdes prados y la gran cantidad de bosques que aparecían en el camino. Pasamos afuera de varios pueblos pequeños, que nos recordaban los apellidos de varios inmigrantes que llegaron a Chile muchos años atrás, como Oiartzun o Ugaldexto. 

Gurutzeta

Pueblito

Sidra y más sidra
Después de un buen recorrido, llegábamos a la destilería Gurutzeta, en Astigarraba, ahí los dueños luego de la explicación de nuestra razón de la visita, se mostraron impresionados por la existencia de gente relacionada con ellos de tan lejos y nos mostraron su fabrica. Nos orientaron para que siguiéramos a un escondido pueblo de Gurutze, que es el origen de donde salieron las vascas raíces de mi acompañante. Tomamos el vehículo y salimos al pueblo, casi en el límite con Francia. Entre los montes se asomaba Gurutze, una esquina de dos calles con 4 casas por lado, una cafetería y una hostería, eso era todo, además de una cruz al medio, Gurutze significa lugar de cruces, en el idioma Vasco, era genial estar ahí, mi colega estaba bien entusiasmada, al entrar a la cafetería nos facilitaron una guía de teléfonos para ver donde habían más Gurutzeta y nos dimos cuenta que la mayoría estaba al lado francés del límite. Hay que considerar que hablar en el País Vasco de Francia o España es algo bien ambiguo, porque acá la gente se considera "vasca" propiamente tal, más que perteneciente a uno de los dos países mencionados. Después nos enteraríamos que los Gurutze salieron por una playa francesa ubicada a unos 30 kilómetros hacia el país galo, decidimos que ese era un buen lugar para pasar el día y nos dirigimos a la playa de San Juan de la Luz o Saint Jean de Luz. En el límite "francés/español" habían una gran cantidad de restoranes de carreteras y una especie de persa "zona franca", donde almorzamos y compramos cigarros. El lugar recordaba una especie de terreno al olvido, donde pararon también unos motoqueros para llenar sus estómagos, había todo un ambiente de frontera. Luego de eso, rumbo a Francia, todo un acierto haber llegado a San Juan de la Luz, fabulosa playa donde pasamos el resto de la tarde.

San Juan de la Luz
Luego, tomamos el auto y enfilamos a San Sebastian, era momento para recorrer la ciudad de Donostia, era día jueves, pero había mucho movimiento en las calles. Nos arrimamos a un bar, con asientos, porque ya estábamos viejos y no teníamos ganas de sentarnos en las calles a beber, como lo hacía mucha gente en la ciudad, había una especie de aire festivo, parecía época de vacaciones escolares y se notaba en el ambiente. Al día siguiente nos pasamos a Hondarribia, nos contaron que había una especie de feria de comidas y aprovechamos de ir por allá, en un pueblo que limita España y Francia, muchos pasteles y muchas comidas buenas, sidra obviamente, en el país vasco de come y se bebe bien, eso se nota. Luego nos fuimos a la playa de Donostia a descansar el resto del día, un lindo lugar, una de las mejores de España según los entendidos y compartimos esa opinión.

Embutidos vascos
Pasteles de crema
Era el campeón
Patas vascas
Más comida
Señoras pasteleras
La comida en un rato más

Ya eran las 5 de la tarde, seguíamos en San Sebastían y teníamos una reserva en un hotel en Madrid, nos esperaban 500 kilómetros de camino para ir cerrando el viaje, íbamos hacia la capital de España lugar de nuestra última parada antes de retornar a Chile, pero tendríamos novedades ya que por nuestro "atraso en llegar" no nos querían respetar nuestra reserva. Allá veríamos que iba a pasar, lo importante ahora era llegar a Madrid y tendríamos 5 horas de viaje en auto para ver que pasaría en la capital.

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