viernes, 14 de octubre de 2016

La vuelta a Islandia en 7 días, 3ra parte: desde Höfn a Seyðisfjörður

En algún lugar de Islandia, agosto del 2016.

En la ruta nuevamente
Era momento de volver a la ruta. Como la distancia a unir eran unos 200 y algo de kilómetros, me tomé las cosas con más tranquilidad: Desperté tranquilo, creo que fui la última carpa en desarmarse en el camping esa mañana y preparé mi desayuno, con tranquilidad, de nuevo. A esa hora el desayuno se mezclaba con almuerzo, que ya incluía la comida preparada que compré en los supermercados "Bonus". En la mesa se unía una pareja, él español y ella estadounidense, entablé conversación con ellos rápido, pues me pareció atractivo como hablaban "spanglish", mezclando ambos idiomas. La sorpresa fue mayor cuando se arrimó un francés a la mesa y la cosa se volvió trilingüe. Ahí me quedé en silencio, no se decir nada en francés, más allá de los saludos básicos y eso, las dos horas semanales en 7mo y 8vo año del colegio, poco y nada sirvieron, aunque debo reconocer algo, encontré atractivo el idioma, nunca fue prioridad, es más, como que el francés me causa algo de resquemor, pero quizás en un futuro deba aprenderlo, más si quiero viajar alguna vez a África, pero bueno, volvamos a la historia. La pareja me comentaba que venían haciendo la misma ruta que yo, pero al revés, por lo tanto, cambiamos información. Estaban algo sorprendidos de que mi ruta la estuviese haciendo sin un GPS, ya que mi única referencia, fue un mapa que me cedieron en el hostal, quizás sirve para la aventura, pensaba para mi. Ellos venían algo decepcionados con el norte, yo les alentaba con lo maravilloso que encontré del sur de la isla.
Nuevos pasajeros 

La mañana era fría, más que las otras, se percibía un dejo de humedad. Acá advertí que me encontraba a escasos kilómetros del glaciar, se notaba en el aire y especialmente, en el viento. Volviendo a la carretera principal, en el cruce de la número 1, ví un par de ciclistas haciendo dedo, voy a describir esta escena: Estaban haciendo dedo, con dos bicicletas, con alforjas llenas, repito, haciendo dedo a un Chevrolet Spark. En verdad me dio risa, ya que hacía rato quería llevar gente en el auto, pero todos hacían dedo para la dirección contraria de mi ruta, entonces observé que la lluvia empezaba a declararse con más ganas, así que me detuve a la orilla. Los quedé mirando con cara de "¿Como haremos esto?", pero con un buen animo y al comentarles que mi destino era Seyðisfjörður, podría dejarlos en Egilsstaðir, una ciudad que era grande y que estaba en la ruta de ellos. Después de malabares, desarmando las bicicletas y encajando alforjas, entramos todos en el auto, parecíamos payasos, pero los muchachos me comentaban que llevaban semanas pedaleando y que estaban ese día muy cansados para seguir, así que mi detención fue un buen regalo, porque apenas subimos, la lluvia comenzó a ser más seria. Ellos, una pareja de Canadá, de Quebec para ser exactos, nuevamente aparecía el formato francés, creo que el idioma iba a ser necesario para una próxima ocasión.

La lluvia comenzaba a ser compañera 

La cascada de la ruta Öxi 
Por recomendación de un relato del blog de Inés, omití la ruta 1 y tomé el atajo por la 939: una accidentada carretera que pasaba entremedio de montañas, donde dudé de la capacidad de mi vehículo, pero que la logramos sortear sin problemas. En la ruta, una nueva cascada, que nunca supe como se llamaba esta cascada, en Islandia tienes tantas, que me imagino que hay algunas cuyos nombres son lo más banal, entonces a esta, nosotros le pusimos Öxi, por el nombre de la ruta 939 que habíamos tomado. Este trayecto evitó 100 kilómetros, y estábamos arribando a Egilsstaðir mucho más temprano de lo que pensé. Aproveché entonces de dejar a los ciclistas y cargarme de más bencina y comida. La ciudad era lejana, pero los precios no se movían mucho en referencia a Reykiavik, se mantenían elevados como todo el país, pero no habían mayores diferencia entre "capital" y "provincia". Eso si, hay unas tiendas de 66 north, la marca de ropa outdoor de Islandia, cuyos precios son astronómicos. De todas maneras ellos se jactan que "si saben de ropa outdoor" y es para creerles, viendo la naturaleza fría de su país. Traté de cotizar un Lopapeysa, el chaleco típico de Islandia, pero los precios eran prohibitivos, para la próxima, compraré algo en La Ligua.

Entró todo al auto
El supermercado Bonus

Cuarto frío del supermercado

Seguían unos 40 minutos de ruta hasta Seyðisfjörður, un trayecto donde se mezclaba a ratos una espesa niebla y fuertes vientos conforme rodeabas el lago Heidarvatn. La ruta en si era compleja, me imagino en invierno. Llegando a destino, se ve un pueblo pesquero con casas que recuerdan a cualquier ciudad que tiene inviernos nevados, o sea, de varios colores y un puerto, que ocupa gran parte de las instalaciones de la ciudad. Desde acá parten embarcaciones al Ártico y de manera más común a las Islas Faroe. Luego de localizar una cantina recomendada por Ines, llamada "El Grillo", con su nombre  en perfecto español, siendo un homenaje a un barco que descansa en la bahía, producto de un naufragio de la segunda guerra mundial, hundido por los alemanes. Procedí a almorzar un plato de Bacalao, con una ensalada local. Fue el único día que pedí comida preparada, típica islandesa, ¿Opiniones?, en Chile tenemos mejores productos de mar.

El puerto de Islas Faroe
Seyðisfjörður y la ruta oculta
El fiel compañero
Seyðisfjörður y su iglesia
La casa de colores
La ciudad y su silencio
La desierta ciudad
La alcaldía de Seydisfjodur
El grillo
Después de armar la carpa, en el camping de la ciudad que quedaba frente al bar, dediqué el resto de la tarde a sacar fotografías del pueblo, caía una niebla increíble y el aspecto solitario a las orillas del fiordo, donde nadie caminaba por la calle, daba un aspecto terrorífico imposible de digerir. Entonces volvimos nuevamente al bar, donde la vida nocturna era el único foco de calor presente. Debe ser difícil vivir tan alejado de todo y realmente, acá si se notaba, sentía que era el único turista del pueblo. Se acababa el tercer día.

Cerveza vikinga

Seyðisfjörður

Paginas de interés: http://www.visitseydisfjordur.com/

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La vuelta a Islandia en 7 días
- 1ra parte: de Reykjavik a Skogafoss
- 2da parte: de Skogafoss a Höfn.
- 3ra parte: de Höfn a Seydisfjordur
- 4ta parte: de Seyðisfjörður a Husavik
- 5ta parte: De Husavik a Reykjavik

pd:
Cerveza vikinga
y light, que decepción! 

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