martes, 14 de febrero de 2017

Metaldays 2016, la llegada

Eslovenia. Julio 2016.

El 2014, habían pasado pocas semanas desde que volví del festival Metaldays, realizado en Eslovenia. En esa vez, ya había aburrido a mis amigos de tanto hablar del lugar: de las maravillas del viaje, de lo hermoso del festival y un largo etcétera que incluía los bosques de los alpes eslovenos, allá llamados Julianos y todo lo que involucra un festival de metal que tiene todo bueno, bonito y barato; el Metaldays era una verdadera joya que ansiaba compartir con todo el mundo. Tanto fue el entusiasmo, y quizás tanto fue hablar del lugar, que finalmente logré motivar a mi gente a asistir a la versión 2016 del mencionado.

Metaldays 2016. Que cartel, ¿o no?

El equipo de salida ahora se agrandó
La idea inicialmente era ir a Wacken Open Air, pero les perceberé tanto, que de los ocho que íbamos a Wacken, cinco nos motivamos a arrancar a Eslovenia una semana antes, para esta versión de Metaldays. Nosotros nos conocíamos de infancia, lo cual le daba un efecto más personal a este viaje. Entonces llegó marzo y finalmente sacamos tickets aéreos para irnos al viejo continente y ser testigos del Wacken Open Air y del Festival de Metaldays en su versión para el 2016. Bueno, si tienen dudas, vamos a hacer un breve resumen de lo que es Metaldays: Es un festival, donde tuve la suerte de ir el año 2014 (y ahí sale todo un resumen). Se realiza en la zona oriental de los Alpes, donde hay más bosques que nieve. Se lleva a cabo en un país llamado Eslovenia, una república soberana, que antiguamente perteneció a lo que conocíamos como Yugoslavia. Era el país más al norte de los Balcanes, aunque allá nos dicen que tienen pocas cosas en común con sus pares del sur. Desde el año 2004 se realiza un festival, antes llamado Metalcamp y desde hace un par de años, renombrado como Metaldays.

La previa se iniciaba con unas birras

Iron Maiden en Lan
Metaldays es menos masivo que otros mega-festivales europeos, pero tiene en su lema "vacaciones metaleras", el objetivo de su grupo creador. Esto tiene como consecuencia una venta de entradas más reducida, unas 12.000 para ser exacto, donde la gente se reúne a las orillas del río Soca, donde todos pueden descansar en el día, para luego en la tarde unirse a las bandas que animan el cartel. El festival se realiza de un lunes hasta un viernes, generalmente la última semana de Julio, en la localidad de Tolmin, distante a unos 100 kilómetros de su capital eslovena, Ljubliana, en un serpenteado camino entre los bosques eslovenos si vas en auto, y unos 150 kilómetros uniendo las mismas distancias, pero en tren, la cual fue nuestra opción elegida. Como comenté, motivé a mis amigos de infancia para que me acompañaran a las edición del 2016 del festival y nos veíamos viajando desde Chile rumbo a Eslovenia para unirnos a tan magno evento.

Metaldays 2016, el cartel.

Aeropuerto de Santiago
Salimos desde Santiago, rumbo a Frankfurt, previa escala en Madrid, de pasar de un frío Santiago, a un clima veraniego en Alemania. Todos algo sobre-excitados, pasamos de irnos en buses Panguibus de vacaciones al sur de Chile el 2005, a tomar un LAN rumbo a las tierras del norte de Europa. Arriba, las 15 horas de vuelo fueron animadas con las cervezas con los tripulantes de cabina, que los muy insolentes dijeron que nos habíamos tomado todo lo disponible del avión (nunca les creí), y también hay que agregar un mago que hizo todo un show en la parte de atrás del avión, si cuando el viaje es largo, cualquier cosa sirve para matar el tiempo, incluso un mago para ciegos (y, eso era el amigo) que se unió a nuestro jugo viajero. El loco nos contó que se puso a hacer magia para ciegos y una asociación de ciegos en España lo había invitado a hacer una presentación, el trabajo que menos espera, existe. Las cervezas fueron bienvenidas cuando llegamos al aeropuerto más grande del país teutón, el Frankfurt Flughafen. Mis amigos aún algo extrañados cuando fui al supermercado más cercano a cargarme de cervezas, pues en Alemania podías beber en las calles, pero bueno, en estricto rigor podías beber en cualquier lado. Luego de la estirada de piernas correspondiente a la llegada y los trámites de aduana, que fueron demorados por dos aviones asiáticos que llegaron con miles de chinos y se pusieron "cara de raja" delante de nosotros, nos pasamos de la estación de trenes del aeropuerto, a la estación central de Frankfurt, o podríamos decir la "hauptbahnhof" de Frankfurt.

14 horas de vuelo y el personal de LAN también estaba entretenido con el mago

Fucking idiots, retrasaron todo
En esa espera del ferrocarril que nos llevaría de Frakfurt a Erfurt, nos dimos cuenta que todos los trenes estaban atrasados, muy extraño para ser Alemania. El motivo: un desquiciado, con aires de terrorista, que se le había ocurrido disparar a la gente en las calles de Münich. Bueno, más que un "acto extremista", creemos que era un tema más relacionado con la falta de inteligencia, un acto de locura o como diríamos en Chile, a un tipo que le faltaban palos para el puente. Este "evento" provocó un delay en nuestro plan iniciar de llegar a Erfurt, donde nos esperaban nuestros amigos alemanes que habíamos compartido en Wacken 2012, Wacken 2014 y en un par de shows de Iron Maiden en Chile, incluyendo en el 2016 realizado en marzo.

Bienvenidos a Königsse
Una vez solucionados en boleterias los retrasos de trenes y de un viaje donde mis amigos conocían por primera vez la maravilla de la red ferroviaria alemana, llegamos a la capital del estado de Turingia, Erfurt. Ahí nos esperaban nuestros amigos germanos, que nos subieron a todos en una van para dirigirnos a Königsse, el pueblito donde vive Nils, quien las haría de anfitrión junto con sus amigos del barrio en un asado digno de un regimiento alemán, con una gran cantidad de licores y fermentados típicos de la zona. Habíamos volado casi 20 horas, con el cambio de horario y la emoción del viaje, daba igual, había que disfrutar el viaje desde el comienzo. Estábamos algo emocionados, sobreexcitados, y solo era el primer día, pero la camaradería rural germana fue algo que nunca habíamos dimensionado, en especial cuando el anfitrión sacó un licor que tenía guardado en su casa desde los 90', nosotros le apodamos al licor "kaboom"... en el momento no entendíamos la razón, pero cuando íbamos de vuelta, zig-zageando por las calles del pueblo, con Nils, nuestro anfitrión, cagados de la risa por nuestro errático caminar, nos dimos cuenta que el Kaboom, era cosa seria para un cuerpo lozano como el nuestro.

La única foto permitida del primer día

Königsse
El equipo en Königsse

La mejor sopa del mundo, la Soljanka

Obvio, runas en Turingia
Al día siguiente, luego de un breve recorrido por el hermoso pueblo de Königsse, y un almuerzo mata-cañas, teníamos pasajes desde la vecina ciudad de Saalfeld hacia Munich, ciudad todavía convulsionada por esta alerta de ataque terrorista, que como pensábamos, parecía más de un desequilibrado mental. Mención aparte para Königsse, en medio de Turingia, parece un pueblo sacado de un cuento de hadas: rodeado de bosques, donde las casas parecen de peliculas de Disney, sería un sueño poder vivir en una edad adulta por esos barrios. Bueno, volviendo a nuestro calendario partimos rumbo a Münich en un viaje algo incomodo, la gente estaba incomoda, creo que el tema del atentado nos tenía a todos algo alterados, no te dejaba relajarte en el viaje y uno estaba pendiente de toda persona que abordaba el vagón del tren. En fin, llegamos a Munich y este panorama se repitió, nos encontramos con la ciudad apagada por los eventos que mencioné. Antes de recorrerla, nos chequeamos en el Jaeger's Hostel, una especie de internado para mochileros el cual nos acogió la noche de ese sábado. De día nos fuimos a dar una vuelta a la ciudad, la cual estaba bien vacía, mucho policía, llovía, pero claramente los hechos noticiosos habían "guardado" a la gente, recorrimos una ciudad victima de la paranoia, fue algo denso, cuando en la calle solo vimos turistas ingleses bulliciosos que impedían conversar en el primer bar, entonces terminamos devolviendonos al hostel, para bajar unas cervezas ahí, donde le enseñamos a unos neozelandeses como se hacía el cuarto rey versión chilena. Uno de los momentos altos de esa noche donde el consumo de alcohol hizo que se nos llamara la atención un par de veces en la recepción, es que los oceánicos a la hora de celebrar, son bien ruidosos, en especial cuando se subieron a una mesa a hacer en Haka, bueno, el cuarto rey lo ganó Chile.

De paseo por la capital bávara

El menú de la Hofbräuhaus
Obvio que pasamos a la Hofbräuhaus
La primera victima del cuarto rey
Estación central de trenes de Ljubliana
Al día siguiente pasaríamos todo el día en Münich, obviamente nos pasamos a la Hofbräuhaus, una parada obligada que repetía desde mi visita el 2014, donde a los muchachos les mostré la humilde carta que solo tenía 3 variedades de cervezas y todas de litro, que maravilla. Luego Erick, de nuestro grupo, se marchaba a Italia por una semana, ya se volvería a unir a nosotros en Hamburgo, para el Wacken. A la noche ya era momento de partir, así que nos fuimos a la "Zentraler Omnibusbahnhof", una especie de terminal de buses bien grande, donde abordamos el bus que nos llevaría hasta Eslovenia. Flixbus fue nuestro aliado, un servicio que veíamos inicialmente con poca fe. pero que por 19 euros nos llevó en cómodos buses, con reconfortantes asientos wifi incluido, rumbo a la capital eslovena, Ljubliana. Llegamos a destino, ya eran las 5 de la mañana y poco queríamos saber de Eslovenia y más queríamos saber de dormir.

Ya en la estación central de Ljubliana, compramos los tickets para viajar a Must Na Soci. Sale mejor comprarlos en la misma estación de trenes, pero si no puedes, incluso es posible comprar los tickets arriba del tren, ya que pasan los boleteros con una cajita, como si estuviéramos en un bus rural del sur de Chile, con una pesera digna de las micros que van a Talagante. Los precios ahora empezaban a descender, nos encontramos más hacia el este de Europa y se nota, incluso en el café de la estación de trenes que ahora solamente alcanzaba el euro.

Viajar en tren por Eslovenia

Algunos ya cayeron por el cansancio

Otros no
Nuestro destino para Metaldays era inicialmente Jerenice, para luego conbinar a Must na Soci, en unos trenes antiguos, pero bastante bien conservados, aunque con un rechinar que hacía notar la falta de lubricantes de aceite en la unión de los carros, lo cual impedía dormir. Fueron dos horas más de viaje, entrando en las montañas eslovenas, donde el verde se hacía más imponente y la civilización iba desapareciendo para darle espacio a la naturaleza. Eran las 10 de la mañana y después de un vuelo transatlántico, varias horas en tren, un abominable carrete en la casa dde Koosigne, una parada en la HausBrau y una nueva noche viajando en tren rumbo a Eslovenia, habíamos llegado a Must na Soci, el pueblo con tren más cercano a Tolmin, donde se hacía el festival. Una van que funcionaba como colectivo nos llevó a la mensionada Tolmin y ya podíamos empezar a divisar las chascas y las poleras del diablo, estábamos en Metaldays y a pesar de que estábamos bien cansados por el azote nocturno, los nervios no se podían disimular, por fin habíamos llegado.

Ahí yo leo Sofía Loka

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