domingo, 24 de noviembre de 2013

La Habana atrapada en el tiempo. (Cuba I parte)

Santiago, Abril, 2012.

Dicen que cuesta salir de Cuba, bueno, entrar es un poco más simple, aunque no exento de burocracias. Cuba es un país extraño, que merece la pena visitarlo, es una especie de paraíso detenido en el tiempo, como congelado de esas películas de los años 60. Cuba fue mi primer viaje lejos de Sudamérica, lo decidí después de un año e trabajo y con ganas de ir a un país del caribe, para disfrutar sus playas y escapar del calor seco de Santiago. Aproveche una promoción de baja temporada, con una amiga cogimos un paquete turístico y nos fuimos.

Para un chileno, viajar a Cuba es algo más sencillo, no lo se para un gringo, pues bien, la gran explotación económica, más allá del ron y la salsa, es claramente el turismo. Para ingresar al país de Fidel se necesita pasaporte al día y una visa que se otorga a través de las mismas empresas de paquetes turísticos, también para salir de Cuba, la visa mencionada se le tienen que adherir unas estampillas del aeropuerto que cuestan unos 15 dolares.

Viajamos a través de una agencia de turismo que nos organizo el alojamiento y los vuelos, sin mayores inconvenientes. Viajamos en Copa, con escala en Ciudad de Panamá. La elección de Cuba fue extraña, dentro de tanto país en el caribe elegimos Cuba por todo el enigma que encierra este lugar, dicen que todos los países del caribe se parecen un poco, menos Cuba, donde ese aire de república socialista y no entraré en detalles políticos, pero creo que el ambiente al caminar en las calles de La Habana, no se debe sentir en ningún país del mundo.


Al llegar al aeropuerto Jose Martí y lo primero que puedes sentir es ese ambiente de humedad 100%, jamás en mi vida había pisado el caribe y me pude dar cuenta de ese ambiente caluroso que marea y que dan ganas de irse inmediatamente a una playa. Desde el otoño frío y seco de Santiago de 12° a la humedad y los 30° de la capital de Cuba, brutal. El ambiente del aeropuerto es extraño, oscuro, mucho policía, recordaba un ambiente como de la Unión Sovietica, bueno, era Cuba. Me di cuenta que a los no cubanos, como nosotros, nos hacían hacer una fila aparte, al mencionar que eramos Chilenos, no hicieron más que solicitarnos el pasaporte y sin mayores chequeos, ya estábamos en Cuba, mientras tanto, la fila para los ciudadanos locales, seguía estancada.

Abordamos un bus previamente contratado por nuestro paquete turístico, el cual inicio el recorrido por la periferia de Cuba, me gustó eso, no esconder nada, se veía la pobreza material increible, barrios marginales de la ciudad y construcciones muy antiguas sin cuidar, me extrañaba ya que la mayoria de los países esconden esto y hacen sendas carreteras entre el aeropuerto y la ciudad, bueno, acá no era así. Me detendré en decir que solo era una pobreza material material, porque una vez que conocías a la gente, te dabas cuenta que eran mu y instruidos y cultos. Los autos antiguos clásica postal cubana le daban ese toque romántico a la ciudad.

Llegamos al hotel, el elejido fue el Habana Libre, un hotel que navega entre la linea de un hotel muy antiguo, testigo de la historia del país. Inicialmente armado como un hotel de la cadena Hilton, al implantarse el régimen de Castro,  pasó a ser parte del gobierno, primero como sede y posteriormente como el hotel que ahora es. Ningún lujo más allá de construcciones y detalles arquitectónicos que daban cuenta de que este lugar ha sido testigo de mucha historia del país. Dejamos nuestras cosas, una ducha de rigor y nos preparamos con mi amiga, para salir a recorrer la ciudad de la Habana.

Una de las primeras cosas que descubrimos, en las calles de la ciudad, son los "Paladares". Esto fue gracias a un tipo que se nos acercó en la calle y se nos puso a conversar. Es muy común que en Cuba se te acerque gente a conversar cuando eres turista, esto se debe a dos razones: La primera es que tratan de timarte para sacarte algo de dinero, no directamente, porque allá los robos a los turistas son sancionados con penas duras de carcel, sino lo que hacen es hablarte, hablarte, ofrecerte cosas, en una especie de "macheteo" como decimos en Chile (pedir dinero pero no directamente), hasta que terminan aburriendote y les das dinero para que te dejen tranquilo. La segunda razón es más social, ya que ellos no tienen contacto con gente de fuera del país, los medios estan bloqueados y se te acercan a preguntarte por la realidad exterior. Por ejemplo a nosotros se nos acercó un tipo, nos empezó a hablar de la ciudad, de sus construcciones, nos preguntaba por Chile, que como estaba el gobierno allá y cosas de esa índole. Posteriormente nos señaló un paladar que quedaba dentro de un barrio cerca de donde estabamos y fuimos allá a almorzar. Con algo de desconfianza al comienzo pero despues más tranquilos, nos sentamos a comer.

Dentro de una de estas casa estaba escondido un Paladar
Un "Paladar" es una nueva iniciativa del gobierno de los Castro, basicamente son comedores de casas abiertos para la gente, especie de clandestinos, donde se sirve comida casera y se brinda un servicio de restaurant. Al parecer este servicio siempre existió, pero ahora lo están legalizando. La elección fue bien buena, ya que habia comida recien preparada, pulpo, productos del mar y ron. Fue muy bueno por unos U$10 por persona. También habian ron y tragos, muy bueno para tener una idea de la gastronomía local sin entrar a grandes restauranes.



El Malecón de La Habana.
Luego de deshacernos de nuestra compañía, que ya nos empezaba a hostigar nos fuimos al hotel para salir luego al Malecón de la Habana. El Malecón es una larga avenida costanera, lugar de reunión social de la gente que vive en la Habana, se ve mucha gente en la orilla de la playa y los roquerios tomando ron y pasando la tarde, es una imagen muy dificil de interpretar de la ciudad. Uno en Santiago de Chile vive en un estilo de vida muy acelerado, hay pocos lugares de esparcimiento y cuando uno se encuentra tanta gente junta haciendi "nada" es algo chocante, no sabes si todos son relajados, tranquilos, poco estresados o derechamente desempleados, no quisimos entrar a averiguar más esto. Luego de una caminata de unos 30 minutos, llegamos a la parte más central de la ciudad, entramos a un barrio Chino, recorrimos callejones, pero ya se empezaba a hacer de noche y decidimos subir a un Bici-taxi, para ir al hotel, cenar y descanzar ya que el viaje y el sueño empezaban a hacer estragos.

Durante los otros 2 días que estuvimos en la Habana fuimos a hacer los recorridos más tradicionales, el Capitolio y también algunas librerias de la ciudad. Como consejo, la ciudad es segura, a veces se ve desordenada y poco cuidada, pero no hay delincuencia contra los turistas por la razón que antes mencioné. Hay varias construcciones de mediados de siglo que se conservan bien y algunas no, pero en general el estado de conversación de la ciudad es bueno.
El Capitolio

La Factoria, cerveza artesanal de Plaza Vieja






La Habana vieja, recomenzado para visitar

Al día 3 del viaje nos levantamos temprano, pues nos iba a buscar un bus para viajar a Varadero y disfrutar de los dias de playa en el caribe cubano.

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